Ubicación villa romana de
paradinas
La Villa
Romana de Paradinas se
encuentra en el pueblo segoviano de Paradinas, el pueblo de Paradinas,
esta situado al suroeste de la provincia de Segovia, en la comarca
denominada la Campiña, a 30 Km. de la capital. Su altura sobre el nivel
del mar es de 900m. Su clima se concreta en un régimen continental,
típico de esta área de la Meseta Norte, con escasas precipitaciones y
temperaturas extremas. El suelo esta conformado por sedimentos
terciarios, propios para el cultivo de cereales, en cuanto a los
acuíferos de su término, destaca el arroyo La Gavia que atraviesa la
población y alguna balsa ( Las Mercedes, Las Pajas, Los Labajuelos,
etc.) en general de pequeña entidad.
Para
llegar a Paradinas, desde Segovia, tomamos la carretera C-605 que nos
lleva a Arévalo y desviándonos en el punto Km. 26, hacia Aragoneses,
llegamos a Paradinas; en este trayecto habremos recorrido una buena
parte de la llamada "campiña segoviana". Según la estación del año que
el viajero elija, esta llanura apenas herida por el cauce sosegado de
los ríos Eresma y Moros llevará a sus ojos los colores terrosos del
barbecho y sementera, los verdes prometedores de primavera o los
amarillos cálidos de mieses y rastrojos, tierra de "pan llevar" en la
medieval Extremadura castellana donde aún perviven rebaños de merinas
que ya olvidaron la trashumancia.
Paradinas
se nos presenta con un perfil de tejados sobre el que destaca la
silueta de su gran torre de iglesia, reposando en una ligera hondonada
desde la que se puede vislumbrar amplios horizontes; hacia el Este las
montañas del Sistema Central con la silueta de la Mujer Muerta, hacia
poniente los diáfanos crepúsculos sobre el monte de Balisa y el cerro
de Nuestra Señora del Otero.
La Villa
Romana situada a la entrada del pueblo viniendo desde Aragoneses; su
existencia se conoce de forma documental desde el año 1865, existiendo
en el Ayuntamiento un dibujo realizado en aquellas fechas por D. Pedro
Hernández Useros, natural de Paradinas. Con mucha probabilidad estamos
ante una villa de principios del S.III d. C., tal vez de finales del S.
II que tendrá modificaciones en el S. IV, época de apogeo de este tipo
de construcciones, para progresivamente declinar y tal vez arruinarse
durante la ocupación visigoda. Las primeras intervenciones oficiales se
producen en el año 1968, para posteriormente caer en el olvido y
abandono. Tras la lamentable actuación arqueológica – se han perdido
para siempre los mosaicos de varias habitaciones – el olvido
administrativo se ha apoderado del resto de mosaicos que aún quedan y
que podrían aportar un mayor conocimiento de la romanidad tardía en la
Meseta..
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